Desde Wonder-woman hasta Archie la etapa moderna, y más popular, de las historietas representa un hito cultural de gran importancia, no únicamente por la particular forma de narrar historias a través del arte gráfico, sino también por la gran capacidad de llevar consigo tramas acompañadas de mensajes, críticas e incluso espacios de comprensión social a través de personajes entrañables y hasta detestables.

No obstante, otra característica dentro del mundo del cómic es su estancia en una industria tradicionalmente manejada por hombres y que, en sus inicios, también reflejaba una representación femenina significativamente inferior a la masculina, en diversas ocasiones como un elemento usualmente concurrido para desarrollar la trama de un personaje hombre.

En este escenario, y con el pasar de los años, el cómic ha tomado un rumbo distinto y, aunque han habido artistas mujeres que han incursionado en el mundo del cómic alrededor del mundo, Ana Barreto es reconocida como una de las pioneras del cómic feminista en México.

Originaria de Acapulco, Guerrero Ana Barreto comprende una obra gráfica de historieta feminista. Durante su infancia, la artista quería ser dibujante, sueño que se cumplió tras egresar de la Licenciatura de Artes Visuales y completar una maestría en grabado, ambas en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP), de la Universidad Autónoma de México (UNAM).

Llevó una trayectoria que se reflejó en un “nomadismo” constante, lo que la llevó a vivir en Estados Unidos, así como en distintas ciudades dentro de la República Mexicana. Es a raíz de este nomadismo que Barreto se encuentra con pioneras del feminismo del país, formando parte de artistas feministas con la inspiración artística y política presente en los años 70’ en México.

Además fue partícipe de la entonces conicidad Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas (ADIVAC), aportando con la realización de volantes y carteles en serigrafía que ella misma diseñaba e imprimía. Así mismo colaboró con la revista “Fem”, una de las revistas feministas más relevantes, ya que fue la primera en América Latina y además fundada en México alrededor de 1976.

Cabe señalar que los primeros indicios que se tienen de su trabajo en tiras cómicas se remontan a 1987, con la revista “Esporádica”, la cuál reúne historietas que cuentan las aventuras de Anomia y Lerenda que abordaban temas a cotidianos y sociales entre los que se incluían tramas satíricas de acoso hacia la mujer, críticas a la sexualización femenina en los medios, así como las experiencias de personas en condición migratoria.

La revista fue un proyecto de Barreto y Adriana Batista, con quien también firmó algunos cómics, y que fue financiada por Mama Cash, una fundación feminista con sede en Holanda, que desde 1983 ha brindado su apoyo a proyectos realizados por mujeres.

Una de las primeras ideas sobre la mesa consistía en la utilización de imágenes gráficas y literarias para interpretar de una manera diferente la historia, más allá de análisis y discursos que, a palabras de las fundadoras, llegaban a ser sofocantes. Y ofreciendo de este modo una visión desde las mujeres jóvenes.

Ana Barreto ha llegado a declarar que su estadía en Estados Unidos, resultó en experiencias que motivaron su adopción a la historieta como medio creativo. Experiencias que se destacaron en su estancia como migrante ilegal, y la ausencia de oportunidades laborales dentro de su campo de estudio.

Sin embargo, no fue hasta su participación en el suplemento dominical de “La Jornada, Histerietas”, con la invitación del caricaturista Bulmaro Castellanos, Magú, donde comenzó un nuevo camino como pionera en la historieta feminista, dentro de un contexto dominado principalmente por hombres, y con el regreso de su personaje Anomia.

Además, la artista mexicana, ha llevado su trayectoria y experiencia a diversos espacios de exhibición como “El Sueño de Anomia”, una exposición realizada en 2024 en la galería José María Velasco, donde continuó la visibilización de temas como el trabajo femenino y la violencia de género a través de su obra.

Ana Barreta no sólo se consolida como una de las primeras artistas en incursionar en el comic feminista, sino también en una de las referentes dentro de la historia de la historieta mexicana, en un contexto donde la continuidad y reivindicación de estas narrativas pueden representar una conexión importante entre el pasado y el presente, no como dos mundos distintos, sino como etapas que forman parte de una misma historia de lucha y resistencia.