La noche del 15 de septiembre de 2014 Oscar de la Renta se hizo presente en Palacio Nacional para acompañar a la entonces primera dama, Angelica Rivera en su vestimenta, con una falda azul y una blusa rosa mexicano, la también actriz desfilo por estos pasillos para llevar a cabo este acto protocolario, sin embargo, este vestido tenia un valor aproximado de 80 mil pesos en esa época.

Para su visita al Palacio de Buckingham, Rivera volvió a portar una prenda de este diseñador ahora de color rojo y durante la visita del Papa en México fue una de las pocas veces que se le vio portar un vestido de un diseñador nacional, Benito Santos fue el encargado de crear el vestido beige con detalles dorados que, por cierto, ocasiono escándalos debido al color ya que se asimilaba al vestuario del entonces Papa Francisco.

Otro atuendo que causó revuelo fue el vestido negro que utilizo en 2017, se dice que este color fue elegido debido al luto por las muertes ocasionadas por el terremoto de Oaxaca el día 07 de septiembre. Esta prenda no tenía hombros con bordados color plata diseñado por Kris Goyri valuado en 28 mil pesos aproximadamente.

Pese a que a menudo se le veía con vestidos y faldas impecables, en la reunión de México con los reyes e Holanda, se le vio portando un pantalón negro con una elegante blusa blanca y un gran moño negro, el cual no paso desapercibido debido a la elegancia que transmitía.

Finalmente, en el año de 2018, durante el último grito de independencia Angelica Rivera utilizó un vestido rojo brillante, con corte amplio y un escote de tipo barco al frente del diseñador mexicano Alejandro Carlin, prenda que se estima que tuvo un costo de 30 mil pesos.

Sin embargo, no todo es alta costura en el poder, la llegada de la primera presidenta a México no solo se ha cuestionado y admirado el modo de gobernar, sino también el vestuario.

De los jeans a los pantalones largos, del cabello chino al cabello lacio y los zapatos de piso por lo zapatos de tacón, todo con la finalidad de proyectar mayor autoridad. Recordemos que anteriormente la jefa del ejecutivo federal llevaba el cabello chino, sin embargo, ahora lo tiene lacio y siempre luce bien peinado, proyectando control, lógica y firmeza, ya que al recoger todo su cabello se puede ver mayor expresividad, lo que refuerza la sensación de autoridad y dominio de la situación.

Porta prendas con buenas caídas y cortes claros, este estilo da un mensaje de liderazgo y sofisticación y mantiene su silueta suficientemente limpia, lo que hace que centremos la atención en la expresión.

Los Blazers que utiliza proyectan orden y profesionalismo, pero no es agresivo, algo que la presidenta necesita día a día.

Las prendas lisas es otra característica de la vestimenta de la mandataria y que son recomendadas ya que evita la distracción de la audiencia, por otro lado, sus faldas proyectan formalidad, talle y autocuidado.

Recordemos que antes de ser presidenta, tuvo diversos cargos, fue docente en la Universidad Nacional Autónoma de Mexico (UNAM), secretaria de Medio Ambiente y Jefa de gobierno, por lo que ha ido cambiando su estilo e imagen al paso del tiempo, sin embargo, algo que la caracteriza son los bordados artesanales que porta en la mayoría de ellos, especialmente desde que tomó posesión en su cargo actual.

Claudia Vázquez Aquino, es artesana, originaria de Santa Maria Xadani, Oaxaca, y fue la encargada de confeccionar el vestido de la mandataria cuando tomó posesión y desde entonces, se ha dedicado a vestir a la presidenta. En su empresa llamada “Lariguié” (tela bordada en zapoteco istmeño) confecciono ropa que, sin saber, estaba comprando la doctora Claudia Sheinbaum a través de una persona de su equipo.

El vestuario que utiliza Claudia Sheinbaum, es más que una simple elección estética; es una poderosa declaración cultural que honra las tradiciones de nuestro país. Sus prendas, elaboradas por artesanos de comunidades indígenas, reflejan la rica diversidad y la historia que conforman la identidad mexicana.

Cada pieza de su vestuario está impregnada de simbolismo y técnica artesanal. Los bordados hechos a mano, los colores vibrantes y los patrones representativos de diversas culturas indígenas no solo embellecen, sino que también cuentan historias ancestrales. Al optar por ropa creada por manos expertas de pueblos originarios, Sheinbaum apoya la preservación de saberes tradicionales y promueve la dignidad de estos artistas que han transmitido su arte a través de generaciones.

Este enfoque consciente del vestuario también envía un mensaje de inclusión y respeto hacia las raíces de nuestra nación. En un momento donde la globalización puede opacar nuestras tradiciones locales, la elección de Sheinbaum se alza como un faro de orgullo cultural. Así, cada vez que aparece en público, no solo representa a su gobierno, sino que también celebra la riqueza cultural de México y la fortaleza de sus comunidades indígenas.

El vestuario de la presidenta Claudia Sheinbaum es un reflejo de la cultura y tradición mexicana, un tributo a la artesanía indígena que merece ser reconocida y valorada en cada rincón de nuestro país.