La Ciudad de México se enfrenta a un grave problema de violencia contra las mujeres, ocupando el primer lugar en llamadas al 911 relacionadas con esta problemática. De acuerdo con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) del mes de enero a agosto de este año, 49,785 marcaciones llevaron a cabo esta llamada de auxilio.

Este alarmante dato refleja no solo la magnitud de la violencia de género en la capital, sino también la creciente necesidad de atención y acción por parte de las autoridades y la sociedad en su conjunto. La falta de seguridad y la impunidad que rodean estos casos son cuestiones que requieren una respuesta inmediata.

Mientras tanto, de los 194 Centros de Atención de Llamadas de Emergencia (CALLE) que operan en 32 entidades revelaron que Chihuahua es el segundo lugar con 39,791 llamadas; y el Estado de México suma 28,729. Entre las tres entidades se concentra el 60.7% de las llamadas relacionadas con incidentes de violencia contra las mujeres a nivel nacional.

La capital del país se mantiene entre los cinco primeros lugares con mayor numero de llamadas por delito como abuso sexual, en el segundo lugar con 522 llamadas, solo detrás de Baja California con 602.

Mientras que, en el caso de violación, la capital es el primer lugar con 228 llamadas, seguida del Estado de México con 175 y Chihuahua con 163.

En el delito de violencia familiar, la capital se posiciona en segundo lugar con 38,514 llamadas, sin embargo, el primer lugar lo ocupa el estado de Guanajuato con 40,318 llamadas.

De acuerdo con esta dependencia en 2018 hubo un total de 172,210 incidentes de violencia en contra de la mujer que fueron reportados, sin embargo, en lo que va del 2025 suman ya 194,801 llamadas por denuncias de esta índole.

La situación en la Ciudad de México es alarmante y profundamente conmovedora. Ser la ciudad con el mayor número de llamadas al 911 por violencia contra las mujeres es una realidad que no solo refleja la gravedad de un problema, sino también el dolor de miles de vidas afectadas. Cada llamada es un grito de auxilio, una historia de sufrimiento que exige ser escuchada y atendida.

Es imprescindible que como sociedad tomemos conciencia y actuemos con urgencia para erradicar esta violencia. Las mujeres merecemos vivir sin miedo, en un entorno donde nuestra dignidad y derechos sean respetados. Debemos ser aliadas y aliados en la lucha por la igualdad y la justicia, apoyando políticas efectivas y creando espacios seguros.

Hoy más que nunca, es crucial unir nuestras voces y esfuerzos para transformar esta estadística desgarradora en un futuro esperanzador. Juntos, podemos construir un mundo donde el respeto y la seguridad sean la norma, no la excepción.