Amar Bharati, el hombre que ha mantenido su brazo en alto por más de 50 años, volvió nuevamente al ojo público tras el lanzamiento de una canción que lleva su nombre en honor a esta leyenda viviente, y escrita por el compositor estadounidense Jeff Tweedy.

De ser bancario a convertirse en Saduh, y un símbolo vivo de resistencia y espiritualidad. Desde hace 52 años Amar Bharati ha permanecido con el brazo en alto como una protesta contra la violencia de un mundo que, bajo su filosofía, ha perdido el contacto con la paz y la fé.

Más allá de lo inaudito de este acto, es relevante contemplar el panorama que se dibujaba al momento de su realización. Fue una época repleta de eventos históricos, la Guerra de Vietnam llegaba a su fin, comenzaba una crisis petrolera, la sombra de Francisco Franco seguía presente en España, se mantenían las tensiones políticas entre Estados Unidos y la entonces Unión Soviética, incluso tomaban lugar actos de represión y violencia con el naciente régimen de Pinochet en Chile, e incluso eventos como la masacre del 68 en Tlatelolco en México. Un horizonte histórico que mantuvo despierto al interés mundial.

A través de los años, esta acción se ha visto como una hazaña, una locura, un símbolo de resistencia, e incluso como un espectáculo. No obstante, más allá de cualquier percepción, lo cierto es que todo inició como un acto de fe bajo el manto de lo que puede considerarse sagrado.

No se conoce con exactitud el día de su nacimiento (incluso el monje ha declarado no recordarlo con certeza), pero se sabe que Amar Bharati nació alrededor de 1950. Hasta los 20 años, Bharati llevó una vida que él mismo llegó a considerar como “trivial y mundana”, tuvo esposa, un hijo y un trabajo convencional en un banco de Nueva Delhi.

Sin embargo, por razones que aún permanecen como un enigma, se ha llegado a suponer que Bharati, a partir de una epifanía religiosa, tomó la súbita decisión de cambiar su estilo de vida cotidiana, a una marcada por la austeridad, la penitencia y la búsqueda por la iluminación espiritual, dedicando su nueva vida espiritual a la deidad hindú Shiva,

Sin embargo, aunque Shiva, una de las deidades más importantes del hinduismo, es considerada como una deidad de la destrucción, lo cierto es que también se le atribuye la virtud de la transformación y el ciclo de creación y preservación, que puede reflejarse incluso en el desarrollo personal.

Posteriormente, como una manera de ejercer su espiritualidad y como una forma de pedir por la paz en todas las personas habitantes de un mundo lleno de odio y enemistad, desde su panorama, Amar Bharati levantó su brazo para no volver a bajarlo nuevamente.

A través de tiempo, dolor y cansancio, la extremidad de Bharati sufrió una atrofia muscular que terminó por limitar completamente la articulación de su brazo. A pesar de ello, en la actualidad, Amar Bharati es considerado como un padre espiritual por peregrinos y creyentes.

“Está ahí desde 1973” declama la canción de Jeff Tweedy, quien a su vez ha declarado que esta historia le resulta en una serie de emociones que van de la confusión y la repulsión, hasta lo conmovedor y la admiración.

Más allá de ser considerado como un ejemplo de las capacidades del cuerpo y la mente a través de la voluntad, el brazo en alto de Amar Bharati conlleva un significado más profundo y abierto a interpretaciones, pero lleno de convicción. “¿Por qué lo haría? Ahora pertenece al cielo” manifiesta Bharati ante las voces que cuestionan si algún día dejará que su brazo baje nuevamente.