Las declaraciones del  dirigente panista Jorge Romero generaron controversia al dibujar al Partido Acción Nacional (PAN) en un posible futuro en que la agrupación blanquiazul no dependa de ninguna alianza partidista.

Después de más de 30 años como alternativa y oposición política, el PAN, en un acto que ha generado revuelo, ha hecho una apuesta por la renovación de su imagen más allá del cambio de logo, sino de su estrategia rumbo a los procesos electorales que vengan por delante.

En este escenario, Jorge Romero, actual dirigente del PAN, en medio de su discurso  no sólo prometió que se convertiría en el partido “más abierto de México” sino que además puede dibujar un futuro independiente y sin alianzas.

Como contrarrespuesta, Alito Moreno, dirigente del PRI, presuntamente acusó al Acción Nacional, por “intentar lavarse la cara política usando al PRI como escudo”. Lo que evidenció la segmentación partidista que suspendió a esta alianza.

En este sentido, líderes del partido tricolor dibujaron un panorama donde sólo la unidad podría triunfar como frente de oposición, lo que encaminó a un intercambio de opiniones entre aquellos legisladores que buscan mantener la alianza, y aquellos que confían en que ambos partidos pueden contender fuertes e independientes.

Ante este panorama de opiniones divididas, es pertinente señalar las razones que concibieron la alianza entre PRI y PAN, que hoy se encuentra en la cuerda floja. “Va por México”, la coalición que consolidó de manera oficial la colaboración entre ambos partidos, en conjunto con el entonces activo PRD.

La alianza surge a partir de diciembre de 2020, como un esfuerzo para plantar una oposición sólida en un escenario en el que el Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) ganó un crecimiento considerable entre sus filas.

Fue entonces que los entonces dirigentes del PRI, Alejandro Moreno, del PAN, Marko Cortés, y del PRD, Jesús Zambrano, respaldaron la agenda planteada por la organización “Sí por México”, bajo las consignas de construir un mejor futuro y recuperar el orden democrático frente a lo que ellos denominaron como un régimen “intervencionista y autoritario”. Lo que incluso fue considerado como un hecho histórico por el exmandatario Andrés Manuel López Obrador.

Si algo caracterizó a este frente unido, fue el estandarte que buscaba instaurarse como una lucha en nombre de las familias mexicanas, sin embargo, en el trayecto de la coalición, se enfrentaron a derrotas que fueron significativas, las cuales desembocaron incluso en la baja oficial del Partido de la Revolución Democrática (PRD) como organización política, así como en un segundo triunfo en manos de Morena, con la actual Presidenta Claudia Sheinbaum.

A pesar de las tensiones, Estados como Chihuahua y Nuevo León, permanecen en el campo de juego donde la alianza siga considerándose una posibilidad para “competir de manera efectiva contra Morena”, como ha señalado la Secretaria general del PRI, Carolina Viggiano Austria.

En este sentido personajes políticos como Policarpo Flores, líder del PAN en Nuevo León, quien mantiene una postura firme para mantener el frente unido con el partido tricolor con el propósito de priorizar los intereses de la población estatal.

Mientras el debate se mantiene en pie, se dibujan posibles futuros para los procesos electorales que se avecinan en los próximos años. Aunque ambos partidos consideran esta segmentación como una oportunidad para contender resaltando sus fortalezas y nuevas propuestas, una de las posibilidades considera una desventaja notoria ante el muro guinda del que emerge la actual administración nacional.

Sin embargo, retomando a Maximiliano Corrales en El Sol de Puebla, “el PRI como institución atraviesa sus últimos momentos” considerando además que un número considerable de sus militantes han optado por un camino diferente en las filas de Morena.

En este sentido, las posibles consecuencias de una ruptura oficial de la alianza azúl y tricolor, podría significar una resistencia atenuada contra el avance de Morena, así como el probable fin del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que, ante la falta de un respaldo político, podría presenciar su disolución. No obstante, sin descartar un probable doblete de esfuerzos, por parte de ambos partidos, que los instaure como dos frentes independientes contra la marea guinda.