
Juan Carlos Bonilla, es poblano y padre de tiempo completo, un ciudadano que como cientos más, sale a las calles diariamente a ganarse la vida con la única esperanza de darles la mejor vida posible a sus hijas Naobi y Natalia.
El hombre de 41 años de edad lleva ocho años divorciado de la madre de sus hijas, y por acuerdo mutuo, se decidió que él sería quien se hiciera cargo de sus consanguíneas durante cinco días a la semana, mientras que los fines de semana, es su madre quien las cuida; y aclaró que los gastos económicos también son divididos.
Juan Carlos ha disfrutado al máximo su etapa como padre desde que sus hijas nacieron y aseguró que desde que ellas eran pequeñas él se hacía cargo de bañarlas y atenderlas.
El compartir tiempo con sus hijas desde muy pequeñas ha sido una experiencia única ya que no se ha perdido ninguna etapa de su crecimiento y desarrollo físico y emocional.
Pese a perder su empleo como bienes raíces en el COVID 19, se reinventó y emprendió como repartidor.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Información Estadística y Geográfica (INEGI), más de 21.2 millones de hombres en México viven con al menos un hijo en casa y la mayoria esta casado o en unión libre (93.5%) y solo el 6.7% de ellos ejerce la crianza desde la separación, la viudez o la soledad.
De ellos, el 90.5% ha cursado al menos la educación básica y el 97% participan en la economía nacional, sin embargo, detrás de esta aparente estabilidad hay desigualdad, pues menos de la mitad de estos padres asalariados accede a prestaciones básicas como aguinaldo, licencias pagadas o seguro médico.
La figura paterna mexicana se va transformando cada día y hoy Puebla es hogar de uno de tantos padres ejemplares que ejerce su rol de una manera responsable.