
1 de cada 7 personas en el mundo vive con alguna discapacidad y en México, tan sólo en 2024 más de 8 millones de personas fueron registradas como parte del sector poblacional de personas con discapacidad. Esto según datos del INEGI .
En el marco de esta fecha, que lleva más de 30 años en conmemoración, prevalece la promoción de los derechos y el bienestar de las personas con discapacidad. El día Internacional de las Personas con Discapacidad, es consolidado por la ONU con el propósito de formar sociedades más inclusivas y contribuir al desarrollo pleno de las personas con discapacidad.
En México, la conmemoración de este día no sólo viene con reflexión y análisis, pues a través de actividades, como circuitos o talleres que simulan experiencias de discapacidad, así como debates y mesas de diálogo en donde se analizan diferentes ámbitos para compartir buenas prácticas de integración para las personas con discapacidad, a través de la empatía, la comprensión y el apoyo.
La Discapacidad se define como las limitaciones que una persona puede tener para el desempeño de una actividad rutinaria, que pueden ser temporales o permanentes, reversibles o son consecuencias de deficiencias físicas, sensoriales, de secuelas de enfermedades o por accidentes.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), las discapacidades se clasifican en cuatro grupos principales: Al nacimiento, por enfermedad, por accidente y por edad avanzada.
Aunado a esta información, se han determinado cuatro tipos de discapacidad, entre ellos la Motriz, que afecta el control de movimientos corporales; la Sensorial, que consiste en la disfunción de órganos receptores (encargados de los sentidos); Cognitivo-intelectual, que se destaca por la disminución de funciones mentales; y Psicosocial, que comprende las condiciones que alteran la conducta, que pueden devenir de enfermedades mentales.
Las personas con discapacidades suelen pertenecer a grupos en situación de vulnerabilidad, debido a una acumulación de desventajas que tiene en la sociedad o bien, la mayor posibilidad de presentar un daño derivado de un conjunto de causas sociales. Las cuales, muchas ocasiones se deben a una falta de consideración no sólo en rubros sociales, también en el entorno físico y de infraestructura.
Lamentablemente nuestra sociedad ha tendido a distinguir, excluir o restringir a estas personas debido a la discapacidad que poseen, por ello, la asamblea general de Naciones Unidas proclamó el 03 de diciembre como el Día Internacional de las Personas con Discapacidad y este año, el tema central es “Fomentar sociedades inclusivas para impulsar el progreso social”, que parte del argumento de construir un mundo más justo, inclusivo, sostenible y equitativo; así como comprendiendo que el avance del desarrollo social depende de la inclusión de todos los segmentos de la sociedad.
Actualmente esta inclusión es necesaria para el impulso del progreso social global. Este enfoque busca la manera de integrar a todos los sectores de la población en el desarrollo socioeconómico, promoviendo la igualdad de oportunidades y el respeto a la diversidad.
Para lograr que una sociedad garantice el acceso equitativo a los recursos y servicios, es esencial la implementación de políticas públicas que prioricen la inclusión y la participación de grupos históricamente marginados. Lo que no solo contribuiría al bienestar de estos sectores, sino que también fortalecería el tejido social y fomentaría un ambiente de cohesión y respeto.
Algunos estudios han demostrado que la inclusión social repercute positivamente en el desarrollo económico. Las organizaciones que promueven la diversidad en sus equipos suelen ser más innovadoras y competitivas; algunos ejemplos de estas son: Accenture México, Coca-Cola FEMSA; SAP México; AT&T México, Nestlé México, Walmart, Grupo Modelo, entre otras. Además, las comunidades inclusivas tienden a ser más resilientes ante crisis sociales y económicas, lo que subraya la importancia de cultivar un entorno donde cada individuo pueda contribuir plenamente.
El papel de la educación es crucial en este proceso. Fomentar una educación inclusiva desde temprana edad prepara a las nuevas generaciones para convivir en sociedades diversas y les permite reconocer y valorar las diferencias. Asimismo, las empresas y organizaciones deben adoptar prácticas inclusivas en sus políticas de contratación y desarrollo profesional, garantizando que todos tengan la oportunidad de aportar sus habilidades y talentos.
El avance hacia sociedades inclusivas no sólo es un imperativo moral, sino también una estrategia efectiva para el progreso social. Promover la inclusión requiere un esfuerzo colectivo, donde gobiernos, instituciones educativas, empresas y la sociedad civil deben trabajar de la mano para construir un futuro libre de prejuicios, integral, más justo y equitativo para todas las personas con discapacidad.