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Casa Mijangos. Llantos eternos

La casa 408 de la calle Hacienda Vegil en la colonia Jardines de la Hacienda en Querétaro, guarda un oscuro secreto. 

Claudia Mijangos, fue una hermosa mujer, merecedora de diversos galardones de belleza en su natal Mazatlán en Sinaloa. 

Durante la Universidad conoció a Alfredo Castaños, con quien más tarde se convertiría en su esposo y se irían a vivir a Querétaro para formar su propia familia con sus tres hijos; Claudia, María Belén y Alfredo. Pese a que parecía que eran una pareja feliz, no todo era color de rosa. 

Claudia se refugió en la religión y se convirtió en maestra de catecismo en el Colegio Fray Luis de León, en este lugar conoció al Sacerdote Ramón, un joven, bien parecido que le correspondió. Sin embargo, las sospechas de terceros comenzaron a surgir al notar la cercanía de ambos; fue así como un día, el entonces Director de la Institución educativa dio aviso a Alfredo, el marido de Claudia sobre el romance que tenía su esposa con el sacerdote. 

Alfredo confrontó a Claudia y decidió poner fin al matrimonio que habían formado, buscando también la custodia de sus tres hijos, sin embargo no tuvo éxito.

Se dice que la salud mental de Claudia deterioró a partir de este suceso y comenzó a tener visiones y a hablar sola. Al mismo tiempo, el Padre Ramón puso fin a su relación argumentando que los hijos del matrimonio eran un impedimento para que Claudia y él estuvieran juntos. 

Fue entonces, cuando Claudia Mijangos o mejor conocida como “La hiena de Querétaro” le quitó la vida a sus tres hijos en una madrugada de Abril. A Claudia, su hija mayor de 11 años le clavó un cuchillo cerca del estómago mientras dormía, la niña, aún con vida y sin saber lo que pasaba, intentó bajar las escaleras pero tropezó y no pudo levantarse, fue entonces cuando su madre terminó su cometido y la apuñaló varias veces hasta quitarle la vida. 

Posteriormente La Hiena de Querétaro se dirigió al cuarto de su hija María Belén de 9 años de edad quien ya se había despertado por los gritos de su hermana. Claudia la apuñaló con un cuchillo hasta perforarle ambos pulmones. 

Finalmente, se dirigió al cuarto de su hijo menor Alfredo de tan solo 4 años de edad. Sin entender aún lo que pasaba, el niño pidió cuestionó a su madre sobre los gritos de sus hermanas, sin embargo, el menor también fue apuñalado y de acuerdo con los reportes forenses Mijangos casi desprendió ambos brazos del menor mientras aún se encontraba consciente para después cortarle el cuello.

Tras el atroz acto, Claudia Mijangos llamó por teléfono a su mejor amiga Verónica Vázquez, para contarle que estaba escuchando las voces de demonios. 

Pese a escucharla muy alterada, Verónica logró tranquilizarla y le dijo que al día siguiente iría a verla. Fue así como aproximadamente a las 8 de la mañana del otro día Verónica llegó a la casa de los Mijangos. La puerta estaba abierta y al entrar se encontró con el infierno en la Tierra, paredes muebles y el suelo estaban llenos de sangre. Notó el cuerpo de una de las menores en las escaleras y aterrada salió del lugar para pedir ayuda. 

Elementos de seguridad y forenses arribaron al lugar y determinaron que había poco más de diez litros de sangre esparcidos por toda la casa. 

Claudia se encontraba acostada en su cama, su vestimenta también estaba cubierta de sangre por lo que pensaron que ella también había sido asesinada. Sin embargo, repentinamente despertó. Los presentes narraron que la mujer parecía estar confundida y no saber qué había pasado. 

Cuando los oficiales cuestionaron a Claudia sobre sus hijos, ella aseguró que estaba en la escuela, sin embargo, al mostrarle los oficiales los cuerpos de sus hijos, la madre de familia no tuvo ninguna reacción. 

Durante el juicio del caso, el juez determinó que en el momento del ataque Claudia se encontraba en medio de un episodio psicótico, por lo que se le dio una condena de 30 años en un Centro especial de readaptación con pacientes psiquiátricos. 

Tras estos hechos, la casa se convirtió en un lugar de cultos oscuros y curiosos. Sin embargo, los vecinos de alrededor juran haber escuchado llanto de niños. 

Claudia Mijangos obtuvo su libertad en el año 2019 y desde entonces no se ha sabido más de ella, sin embargo, pese a que la casa está en venta, nadie se atreve a habitar el hogar del miedo. 

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