Desde la prehistoria como modo de comunicación a la antigua Grecia como una forma de protesta y a la modernidad a finales de los sesenta cuando en los barrios marginales de Nueva York los adolescentes comenzaron a hacer Graffiti moderno al escribir su nombre en las paredes, reivindicando así su identidad en las calles.

El New York Times sacó a la luz una entrevista a un tal “Taki 183” un joven que había acaparado la atención de todos al dejar su firma por toda la ciudad. Al ser cuestionado por las razones, el joven argumentó que era un ciudadano que pagaba impuestos y no hacia daño a nadie, declaración que para muchos fue el impulso para replicar esta actividad.

El Graffiti comienza a invadir todo el espacio urbano, ganando complejidad y algunos transportes como el tren y el metro, se convierten en Museos en movimiento, sin embargo, no todo el mundo vio en el graffiti una forma de expresión. Tras las protestas de los ciudadanos, se consigue que la policía comience a perseguir a los escritores haciendo que muchas de estas personas abandonen la actividad.

En los 80’s la cultura Hip-Hop se instala con fuerza y sostiene a otras subculturas como el Rap, el Breackdance y el graffiti, con ello se forma una multitud de grupos que hace mas fuerte al movimiento.

Pese a que existe una gran cantidad de productos para pintar como el rodillo y los posca de diversos tamaños, los más populares son los spray y pese a que hay una gran variedad de estilos, las pompas y las potas, dos técnicas que eran comúnmente utilizadas en desafíos para abatir récords.

Esta actividad era una bomba para el sistema, sin embargo, esto no paró ahí, con el auge del Punk el graffiti se vuelve reivindicativo y una forma de protesta a temas políticos y sociales, revelándose contra la autoridad o contra la sociedad de consumo. De esta manera, las ballas publicitarias se convierten en un objetivo habitual.

Fue así como el Gaffiti se convirtió en un arma de expresión a nivel mundial, dando lugar a nuevos estilos como el Wildstyle, 3D, Personajes, Abstracto, Lienzo, Esculturas, Pegatinas, Plantillas, Realistas y muchos más, incorporándose al mundo del arte en productos, publicidad y pese a que muchos creen que ha dejado de ser una cultura minoritaria lo cierto es que el concepto se ha modificado.

De acuerdo con el Congreso Transdisciplinario Estéticas de la Calle de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) el graffiti debe reconocerse como una actividad estética-social y de libre expresión cultural.

La ex directora de del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la máxima casa de estudios, aseguró que el arte urbano y el grafiti son prácticas con una presencia indiscutible en los distintos ámbitos públicos, y han logrado generar diálogos entre artistas y espectadores.

Destacó la importancia de propiciar espacios de discusión y reflexión desde la academia en donde puedan converger escritores grafiteros y artistas urbanos de diversas generaciones, así como, académicos y especialistas pertenecientes a distintos campos de conocimiento, de tal forma que las personas que realizan esta actividad puedan integrase a las prácticas estético-culturales desde el ámbito académico y de la investigación.

Es importante recordar que alrededor de esta forma de expresión cultural hay también un factor de identidad que está generando un sentido de comunidad entre los artistas plásticos en donde hay padres de familia, amas de casa, estudiantes, profesionistas y personas que sin estudios han desarrollado una gran técnica y que se conocieron a través del grafiti.

Este tipo de expresión urbana ha sido catalogado como vandalismo, asociado a la destrucción de propiedades y a un desdén por el espacio público. Sin embargo, al profundizar en su contexto cultural y social, se hace evidente que el graffiti también representa una forma legítima de arte contemporáneo.

Muchos artistas utilizan las calles como lienzos para comunicar mensajes políticos, sociales o estéticos, transformando muros grises en obras vibrantes que pueden inspirar y provocar reflexiones. Este aspecto del graffiti fomenta la creatividad y la diversidad en las ciudades, convirtiendo entornos urbanos en galerías al aire libre.

Catalogarlo como vandalismo ignora su potencial para enriquecer el paisaje cultural. Debería considerarse un medio de expresión artística que merece reconocimiento y protección en lugar de condena.