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Lance Wyman, el rostro detrás de la iconografía del metro

Lance Wyman, el rostro detrás de la iconografía del metro

¿Alguna vez te has preguntado por qué la estación Tasqueña es representada con lo que parece ser una luna? ¿O qué significan los dos estandartes en la iconografía de la estación Pantitlán?

Sin duda muchas y muchos de nosotros hemos experimentado al menos una vez lo que es viajar en metro, donde gracias a la señalética de las estaciones y dentro de los vagones somos capaces de saber cuántas estaciones quedan para nuestro destino, o incluso solamente para curiosear las particulares ilustraciones que las representan.

Te contamos quién fue el rostro detrás del diseño de esta señalética tan icónica que ha permanecido como una referencia visual para muchas y muchos desde hace más de 50 años desde que el metro comenzó sus funciones, en 1969.

El metro de la Capital mexicana, fue una apuesta que pretendía transformar de manera definitiva la Ciudad de México,  sin embargo, una obra de esta magnitud y de tal novedad merecía el cuidado en cada detalle, no sólo por la infraestructura, sino por quienes serían el receptor final  de este proyecto, las y los usuarios.

En este sentido, y considerando que esto representaría una completa novedad para todas las personas que acostumbran el uso de otro tipo de transportes, se planteó la necesidad de contar con una señalización que diera claridad a los nuevos usuarios para un desplazamiento sin confusiones al interior del nuevo transporte metropolitano.

Para la realización de esta señalética, se recurrió a arquitectos, fotógrafos y diseñadores, nacionales e internacionales. Es aquí donde entra nuestro personaje principal, Lance Wyman.

Originario de Newark, Estados Unidos, y nacido en 1937, Wyman es un destacado diseñador gráfico que además de ser partícipe en el diseño de la señalética (y el logo oficial del Sistema de Transporte Colectivo, la tan conocida “M” del Metro), de las primeras tres líneas de la red de metro de la CDMX, formó parte de otros proyectos importantes en México, como la creación del logotipo para las Olimpiadas del 68, del Papalote Museo del Niño, entre otros.

Lance vivió su juventud trabajando en zonas industriales, experiencia que hizo fusión con el episodio de su vida e n el servicio militar de su país, resultando , según información del Museo Universitario de Arte Contemporáneo, en una latente curiosidad en el campo de la señalética precisa e informativa.

Es con ello que impulsó estrategias comunicativas a través de una filosofía que tenía sus bases en la practicidad y la comprensión universal de sistemas de comunicación. Finalmente, Wyman llegaría a México para participar en un concurso internacional para el diseño de la iconografía de los Juegos Olímpicos de México 68, en el cuál fue seleccionado como ganador.

A partir de entonces, y volviendo al diseño de la señalética del Metro, antes de la inauguración de la Línea 1, entre personajes como Francisco Gallardo y Arturo Quiñonez, Lance Wyman se consolida como director de este equipo encargado del diseño de los íconos que tanto conocemos. Equipo que trabajó en conjunto con el de Ingenieros en Sistemas de Transporte Metropolitano bajo la coordinación del Arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, quien habría llevado la obra del entonces Estadio Azteca.

Este proyecto además contribuyó a una comunicación inclusiva, no sólo generando un sistema eficiente para la identificación de las diferentes estaciones, sino también facilitando la identificación para personas que no supieran leer e incluso a las personas que venían del extranjero. Consolidando la señalética de las primeras tres líneas del Metro.

Gracias a la diversidad iconográfica de la capital mexicana, el diseño de la iconografía estaría repleta de referencias a las épocas precolombina, colonial, del México independiente y de la Revolución hasta el escenario moderno. Lo cuál no sólo implicó un sistema de comunicación que además incorporó la cultura e identidad histórica de la capital.

La señalética del metro entonces no sólo te da cuenta de las estaciones que te faltan, también te cuenta un poco de la historia de la metrópoli capitalina.

Tasqueña lleva consigo una media luna que se inspira de la veneración prehispánica a este satélite por parte de los habitantes de Culhuacán y de forma secundaria en la plata de Taxco, un recurso muy importante cuya ruta de ingreso era la avenida que hoy es homónima de la estación. La luna es el símbolo alquímico de la plata.

Pantitlán nos remonta a los tiempos de los aztecas, cuyo nombre habla de un espacio entre dos banderas, y se vincula a un espacio que representaba un peligro en el Lago de Texcoco, debido a remolinos y corrientes. Estas dos banderas señalaban la advertencia a los navegantes.

Indios Verdes, y probablemente la historia más conocida, lleva implícita los nombres de Itzcóatl y Ahuízotl, importantes líderes y gobernantes del Imperio Mexica. A modo de homenaje y para representar a México en la Exposición Universal de París en 1889, Alejandro Casarín erigió dos estatuas, las cuáles obtuvieron su particular coloración verdosa debido a la oxidación del bronce con que fueron realizadas.

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