
El pasado 29 de septiembre, el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, llevó a cabo una reunión con el Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, donde concibieron un acuerdo de 20 puntos para el cese al fuego en Gaza, con ello Trump declaró que el fin de la guerra en Gaza estaba más cerca que nunca.
Entre los puntos más destacados de este plan se encuentran: La liberación en menos de 72 horas de rehenes en poder de Hamás, así como la liberación de ciudadanía palestina detenida por Israel; el desarme y la desmovilización del grupo militante palestino; el cese de la operación militar de Israel en el territorio palestino; y la entrada inmediata de ayuda humanitaria a Gaza.
El plan a su vez conlleva el establecimiento de una “junta de paz”, encabezada por el Presidente de los Estados Unidos, que pretende supervisar la implementación adecuada de esta iniciativa. Cabe mencionar que, en este esquema, Netanyahu ha declarado que si Hamás no cumple con el pacto, Israel dará seguimiento a su iniciativa de reducir por completo a dicho grupo palestino.
Ante este suceso, gobiernos de varios países de Asia Occidental, incluyendo la Autoridad Nacional Palestina (ANP), estuvieron de acuerdo con el plan establecido para concluir el conflicto bélico entre Palestina e Israel por la Franja de Gaza.
En ese sentido la ANP reconoció el acuerdo como una disposición positiva y constructiva hacia la paz, la seguridad y la estabilidad para los pueblos de toda la región.
No obstante, más allá de la política construida alrededor de este conflicto, prevalece el escenario dibujado por los estragos de la guerra que no se limitan únicamente a muertes durante el conflicto, sino que abarcan una amplia gama de problemáticas que han generado protestas y campañas de ayuda en favor de la población palestina.
Mientras se llevaba a cabo un diálogo de paz entre los altos funcionarios de EU e Israel, el Ministerio de Salud palestino reportaba más de 64 mil fallecidos desde el inicio del conflicto, hasta 2025, de las cuales al menos la mitad se constituye por el deceso de mujeres y niños. Pérdidas humanas que se distribuyen entre actos de violencia, daños colaterales, hambruna y enfermedades.
Según datos de la ONU, más de 50 mil personas han sido desplazadas en Gaza, sumado a esto, más de 300 mil personas tienen un acceso limitado a recursos vitales como pueden ser el agua potable, atención médica adecuada o servicios de saneamiento. Además aproximadamente el 75% de la población encuentra los recursos necesarios mayoritariamente en la ayuda humanitaria más allá de sus fronteras.
Ante este panorama, pese al emprendimiento de misiones humanitarias como la instaurada por la Flotilla Global Sumud, desde bloqueos, hasta detenciones injustificadas por parte de las fuerzas israelíes, han dificultado el avance de las diversas cuadrillas humanitarias, y por consiguiente todo el apoyo que se ha buscado entregar a la población palestina.
El horizonte de la paz se dibuja entre promesas de un futuro casi libre de conflictos entre las naciones de Asia Occidental, sin embargo, aún cuando se ha pactado un acuerdo que cuyo propósito es cesar el conflicto, las consecuencias ya han sido expuestas, experimentadas y continúan hoy en día.