
Cuando una persona tiene un “don” desde pequeños, es importante que estos talentos se trabajen. Esto es lo que le pasó a Osmar Olvera.
Nacido el 5 de junio de 2004 en Ciudad de México, desde muy pequeño tuvo una fijación con las albercas y a la edad de 2 años ya sabía nadar, este gusto fue descubierto por su tío, mientras nadaba en la alberca de casa de su abuela.
Más adelante, fue su tío quien le consiguió una prueba en el Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento (CNAR) y fue así que, a la edad de 4 años, Olvera se inició en los clavados.
Fue así que, inspirado en clavadistas mexicanos como Alejandra Orozco o Paola Espinosa, Olvera pronto destacó a nivel internacional. Con 12 años compitió en sus primeras Series Mundiales en 2017.
Tres años después ganó su primera medalla internacional, con un bronce en las Series Mundiales de Canadá en trampolín de tres metros sincronizado.
Y fue en los Juegos Olímpicos en Tokio 2020, que Osmar debutó, siendo el atleta más joven de la delegación de México con solo 17 años.
Tres años después, en 2023 se celebró el Mundial de Fukuoka y fue aquí en donde comenzó a cobrar mayor relevancia tras conseguir dos medallas de plata (trampolín de 1 y de 3 metros individual) y plantar cara al dominio chino histórico en este deporte y ese mismo año validó su estado de forma en los Juegos Panamericanos Santiago 2023, donde se subió a lo más alto del podio en tres ocasiones en su debut en la competencia continental.
En 2024 Osmar ya era reconocido, sin embargo, se proclamó campeón del mundo en trampolín individual de 1 metro Doha. A este cetro mundial, sumó un bronce en 3 metros. Sin embargo, este año continuó sumando medallas en la Copa del Mundo hasta que llegó el momento culmen: los Juegos Olímpicos de París 2024.
En Francia Olvera volteó de su lado a todos los reflectores al conseguir la medalla de plata en trampolín sincronizado junto a Juan Celaya (estuvieron a solo 2.07 puntos de la medalla de oro) y la de bronce en trampolín individual.
De esta manera, el joven mexicano hizo historia al convertirse en el segundo clavadista mexicano tras Joaquín Capilla en Melbourne 1956 en lograr dos medallas en una misma edición de los Juegos Olímpicos.
Sin embargo, no se rindió y este año, tras veinte años de dominio chino en la presea de oro, Osmar Olvera llegó a Singapur para arrasar con el oro.
“Lo soné por algo, porque lo podía logar, trabajé muy duro, llevo diecisiete años en este deporte, desde los ocho soñando con esto y hoy lo logré” dijo el campeón de Singapur 2025.
Tras este éxito, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum recibió a los atletas en Palacio Nacional, con la finalidad de escuchar sus objetivos y sensaciones, además de reconocer su esfuerzo. Este encuentro lo dio a conocer la mandataria a través de sus redes sociales y a la salida de Osmar del recinto, compartió la ilusión y sus sensaciones que dejo la reunión con la mandataria, en especial por vencer a los chinos.
La historia de Osmar Olvera es un testimonio de esfuerzo, pasión y compromiso. Su trayectoria como clavadista no solo ha enriquecido el deporte en México, sino que también ha inspirado a muchos a seguir sus pasos. A medida que se avanza hacia nuevas competiciones y retos, es probable que Osmar continúe dejando una marca indeleble en el mundo de los clavados y en el corazón de aquellos que aspiran a alcanzar la grandeza en el deporte. Sin duda, su legado perdurará en la historia del deporte mexicano.